«Otra vez a comer rosbiff». Casi cada año no nos podemos resistir a ir a La Pondala, afición que he transmitido a mis hijos, por lo tanto en verano solemos volver, siempre reservando sitio y comida. Hay platos que hay que reservar y con un mínimo de raciones, por ejemplo, el rosbiff para cuatro personas, el solomillo Wellintong para seis o el salpicón de marisco. La carta no es muy extensa, pero todo lo que hacen lo saben hacer. Comimos croquetas (uno de mis nietos de un año y medio se comió 5 en un abrir y cerrar de ojos), hígado con puré de manzana y el rosbiff del que hay que destacar especialmente el punto y el extraordinario puré de patatas que le acompaña. Nos gusta el restaurante porque afortunadamente es un de esos lugares que cuando vas y pides algo que ya has comido, te sirven lo mismo siempre y no te encuentras con desagradables sorpresas.
Paquito61