Nos encontramos en pleno mes de febrero, época perfecta para el consumo del centollo en Asturias ya que los meses comprendidos entre diciembre y marzo constituyen el mejor periodo para la pesca de este crustáceo.
El centollo se puede encontrar en las aguas del mar Cantábrico, el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, y este se alimenta de pequeños moluscos, algas, estrellas de mar y peces. Se caracteriza por tener diez patas duras, siendo las primeras pinzas las mayores y cuya longitud es el doble de su cuerpo.
Su carne blanca y con sabor a mar puede convertir cualquier receta en una delicia para el paladar. La hembra es la más demandada a la hora de su consumo, ya que muchos opinan que su carne es más sabrosa que la del macho. Pero, ¿cómo se puede diferenciar un macho de una hembra a la hora de comprar o degustar un centollo? Principalmente existen dos diferencias:
• El caparazón que cubre la parte inferior del centollo macho tiene forma triangular, mientras que el de la hembra es redondeado. Este caparazón más ancho en las hembras se debe a que esta guarda los huevos debajo de este.
• La hembra o centolla suele tener un tamaño mayor al del macho, suelen estar más llenas que estos y llevan coral dentro. Sin embargo, las pinzas del macho son más grandes.
En cualquier caso, ambos son un manjar en nuestra gastronomía y su consumo nos aporta beneficios nutricionales para nuestro organismo. El centollo destaca por ser un alimento rico en zinc y por poseer un alto contenido en yodo, lo que beneficia el metabolismo. Además de estos, contiene hierro, calcio, potasio, y magnesio entre otros.
En La Pondala utilizamos esta exquisitez para preparar una receta muy sabrosa: crepes rellenos de centollo, un plato muy bien calificado por los comensales del restaurante.
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