En el Restaurante La Pondala somos conscientes del reto al que nos sometemos cada vez que nos metemos en la cocina para preparar unas buenas croquetas caseras de jamón. Tenemos claro que nunca vamos a poder competir con nuestras madres o con nuestras abuelas. Sin embargo, podemos decir que nuestros comensales no se dejan ninguna en el plato y por este motivo, no pueden faltar en nuestro menú más tradicional.
Se suele decir que las croquetas son el mejor medidor de calidad de un restaurante. Es decir, si las croquetas están buenas, estará bueno todo lo demás, y no se equivoca el dicho popular. Es uno de los platos más típicos en nuestro país, pero su preparación no es tarea sencilla, sino todo lo contrario: requiere de conocimiento y de mucha práctica.
Ante la falta de tiempo, muchos optan por el camino fácil: la croqueta congelada. Pero si no quieres quedar mal con tus clientes, lo mejor es no confiarse, ya que es muy fácil distinguir una buena croqueta casera de otra que no lo es.
Trucos para diferenciar una buena croqueta de una mala
1.- La forma de la croqueta. Si esta es perfecta, duda. Es muy probable que acabe de salir de una bolsa de congelado.
2.- El sabor. Para los paladares más expertos esta prueba será clave en la investigación. Si apenas sabe a leche, sentimos decirte que existen muchas probabilidades de que te encuentres delante de un plato mediocre de croquetas. Y una vez en la boca, si la capa de rebozado no es lo bastante gruesa (necesaria para que la fritura aguante sin romperse), podrás corroborar tus sospechas.
3.- La gravedad. Esta es la prueba definitiva. De hecho, nunca falla. Coge ligeramente una de las croquetas y déjala caer sobre el plato. Si rebota, no cabe duda ¡esa croqueta no es casera!
¿Cómo conseguir la croqueta perfecta?
Nuestras croquetas caseras son de jamón, pero puedes utilizar cualquier ingrediente que se te ocurra como relleno: queso, verdura asada, morcilla, pollo, carne, etc. Lo importante es que el resultado sea una croqueta crujiente por fuera y cremosa por dentro. La clave está en el rebozado. Si lo haces bien, evitarás que se abran mientras se fríen.
Para un resultado extracrujiente, recomendamos que el rebozado conste de 3 capas: una primera de pan rallado fino o harina, otra de huevo batido y una última de pan rallado más grueso. Un consejo: a la hora de batir los huevos, asegúrate de que no queden grumos de clara.
En cuanto a la bechamel, si no quieres que pierda textura o se pegue es importante que estés continuamente removiendo. Y recuerda, si el relleno que vas a utilizar suelta algo de grasa como el jamón, reduce la cantidad de aceite o de mantequilla a emplear en la elaboración.
Tanto hablar de croquetas, ¿a ti también te ha entrado hambre? Cualquier momento es bueno para degustar unas buenas croquetas caseras de jamón. ¡Te esperamos!